Vicios y Drogas en Jóvenes y Adolescentes ¿Cómo evitarlas?

ALCOHOL Y DROGAS.

Lo que los jóvenes deben saber.

 

 

«La cultura de la droga se fue apoderando de mi vida. Y en lugar de expandir mi horizonte, lo fueron reduciendo».

«Mi amiga Allison bebe demasiado alcohol y me preocupa. Dice que lo mantiene bajo con­trol, pero sé en realidad no puede».

`La mayor presión la siento en la escuela- violencia, drogas, cigarrillos y alcohol– especialmente las drogas».

 

La realidad

Vivimos en una cultura que parece resuelta a promover el alcohol y las drogas. Y aunque las estadísticas recientes indican que el consumo de alcohol y drogas en los adolescentes ha disminuido algo, la adicción aún afecta a muchos.

Un estudio realizado por el Instituto de Investigación Social, de la Universidad de Michigan, indica que el 30% de los adolescentes ha tomado más de cinco tragos en forma continu­ada, en un período de quince días.

Steve Pasierb, presidente de la coalición por un EEUU libre de drogas, dice «la amenaza del Extasis aún existe, con dos millones de ado­lescentes que lo probaron en 2003».

En EEUU, casi medio millón de adoles­centes por año usan esteroides, según la encuesta nacional hecha por organismos nacionales de lucha contra las drogas.

El 21 % de los adolescentes admiten haber usado drogas médicas, pero sin receta. Inhalantes como desodorantes ambientales, combustibles de uso doméstico, productos químicos en aerosol, goma de pegar, siguen siendo usados y abusados.

¿Qué deben hacer los adolescentes? ¿Cómo enfrentarse a la presión de consumir drogas y alcohol? ¿Cómo ayudar a un amigo que haya caído en la adicción?

¿Cómo tomar las decisiones correctas? Los adolescentes deben tener en cuenta una verdad importante: Dios nos creó y Dios nos ama. Nuestra vida y nuestras decisiones deben celebrar y respetar el hecho de que, para él, somos especiales.

No temas, pues soy tu Dios; te doy fuerzas y te ayudaré y con mi diestra te sostendré      Isaías 41:10

 

La verdad sobre las consecuencias «Daba a la casa una sensación oscura, todo el tiempo», dice Shelly, cuya hija e hijo adoles­centes se drogaban sin control. «Sentíamos vergüenza y culpa… éramos los padres de los chicos malos».

Cuando un adolescente cae en la drogadicción, su familia sufre el efecto en forma dramática. Helen se acuerda de los problemas en su hogar, cuando su hermana Leah empezó a fumar marihuana y a beber alcohol. «Cada día era tratar de llegar a ella, pero siem­pre fracasábamos», cuenta Helen. «Mi vida, mis preocupaciones, y hasta mi alegrías se perdían porque mis padres pensaban sólo en cómo ayudar a mi hermana».

Además del efecto psicológico y emocional sobre la familia y amistades, hay consecuen­cias legales y físicas. La violencia causada por las drogas ha acabado con muchas vidas, y ha llevado a la cárcel a muchas otras. Y a eso hay que agregarle la posibilidad de embarazo, enfermedades venéreas y violaciones.

Pero algunos jóvenes, sí, aprenden la lec­ción. Josh se encontró en medio de la adicción de su amigo Al a la cocaína. «Nos peleábamos a cada rato, todo era muy intenso», dice Josh. «Después de un tiempo no aguanté más la situación. Y a pesar de que yo no me drogaba tanto como él, dejé las drogas totalmente y le dije a Al que terminara con su adicción o que se buscara otro amigo. Y creo que eso lo ayudó a cambiar su vida».

Un amigo que quiere en todo momento; te ha nacido un hermano en previsión de días malos. Proverbios 17.17

 

 

Una sensación que engaña

Sara Aeschlimann murió a los 18 años, después de tomar una droga que ella creía que era Extasis. Varios ataques y hemorragia interna la llevaron a un estado de coma, y luego a la muerte. Su madre recuerda, «fue una muerte horrible».

Los adolescentes no se dan cuenta de que las drogas que se consiguen en la calle no son puras, y pueden ser mortíferas.

Y aunque algunos hablan de «la buena sen­sación» que les dan las drogas o el trago, cada pastilla, cada sorbo, cada fumada tienen un efecto devastador en el cuerpo y la mente.

Al breve frenesí de la cocaína le siguen sen­saciones intensas de depresión, nerviosismo y un deseo descontrolado de más cocaína. Esta droga puede causar ataques al corazón, de derrames cerebrales y serios problemas respiratorios, y también puede contribuir a sensaciones de paranoia, furia, hostilidad y ansiedad.

Los esteroides también tienen efectos perjudiciales, como impedir el crecimiento de los huesos, causar acné, tumores en el hígado, cambios repentinos de ánimo.

«Cuando veía a esos muchachos atléticos que tenían tanto éxito con las chicas, pensé que yo iba a ser igual», dijo un jovencito de 16 años. Y después de tomar esteroides durante un año, aumentó cuarenta libras y su personalidad se tornó violenta. «En la escuela me peleaba todos los días», recuerda. «Me arrestaban varias veces, me suspendieron en la escuela, y a mis padres ni les hablaba. Luego vino el acné. Fue tan feo que ni salía a la calle, no me veía con nadie. Todo eso tenía que terminar’.

Cualquiera sea la droga o la bebida, el frenesí no dura, pero el mundo y sus problemas estarán allí al día siguiente. Dice un adolescente: «Las drogas me daban una sensación de euforia intensa. Pero todo era ficticio estaba en una carrera desenfrenada hacia la muerte. Y hoy doy gracias por estar vivo”.

Que se alegren cuantos a ti se acogen, que estén de fiesta los que tú proteges. Que estén de fiesta los que tú proteges. Salmo 5, 12.

 

Oyendo un pedido de ayuda.

Un comercial en TV muestra a un muchachito en un muelle, mirando a un amigo debatiéndose en el agua. Y una voz fuera de dice, «si su amigo estuviera en peligro, ¿usted no lo ayudaría?» El comercial exhorta a los jóvenes a ayudar a sus amigos con problemas de drogas o alcohol. Y la voz dice, «haga algo!”

Para hacer algo, los jóvenes deben reconocer primero que el amigo tiene problemas. Además de ser testigos del consumo de drogas o alcohol, hay otras señales: comportamiento fuera de control, mentiras, correr riesgos innecesarios, desesperanza, dificultades inesperadas en la escuela, y faltar a actividades comunes, como deportes y reuniones sociales.

En segundo lugar, es importante que los jóvenes deben hablar, pero cuando el amigo está sobrio y con la mente clara. Y la conversación debe ser manifestar preocupación, y no acusación o asignación de culpa.  Enojo y negación pueden ser la primera reacción. Es importante sugerir lugares y programas de ayuda. Y si una conversación a sincera no resulta, el amigo con problemas necesita los consejos de un adulto en quien confíe.

Jillian estaba preocupada por su amiga Lisa, que bebía sin control, y se lo dijo. «Primero lo negué”, dice Lisa. «Pero Jillian no se dio por vencida. Y me alegro, porque su cariño y pre­ocupación logró un cambio».

En esto conocerán todos que son mis discípulos; en que se aman unos a otros. Juan 13:35

 

Dos Palabras

“Necesito ayuda”.  Para el adicto a las drogas o al alcohol, el camino hacia la recuperación comienza con estas dos palabras.

Patti sabía que se iba hundiendo en las dro­gas. “Llegué al extremo de que mi vida se limitaba a trabajar y consumir drogas. Mi tra­bajo como cajera era solamente para pagar mi adicción”. Hasta que finalmente Patti confesó su problema a sus padres, y la pusieron en un programa de rehabilitación.

Se necesita valentía, pero Roberto se alegra de haber enfrentado la verdad. En lugar de pasarse el tiempo bebiendo alcohol y fumando marihuana, empezó a ir a una cafetería todas las tardes. Y allí conoció a un hombre que una vez había sido adicto al alcohol y la heroína, y ahora era uno de los líderes de las reuniones de alcohólicos y drogadictos anónimos. Dice Roberto, «él me contó sobre su lucha y yo le confesé la mía. Y ahora juntos, nos mante­nemos lejos de la adicción».

Cuando se presenta la oportunidad, hagamos el bien a todos.  Gálatas 6.10

 

 

Mantenerse firme y no dejarse vencer

 

Evan y James vieron que varios adoles­centes se juntaban y seguían a otros al parque, después de la escuela y los fines de semana, y fumaban marihuana. Pero los dos amigos se atrevieron a pensar por sí mismos. Empezaron a tomar lecciones de guitarra y for­maron una banda. Y al poco tiempo los otros adolescentes se volvieron a reunir con ellos, a disfrutar de la música-en lugar de la droga.

Hay una gran presión alrededor de los jóvenes, para tomar drogas o alcohol: en películas, en televisión, en cierto tipo de música y en revistas. Pero el impulso más grande puede venir de los mismos adoles­centes. Uno de los jovencitos dice, «a veces los chicos te hacen sentir como un tipo raro, si no quieres drogarte».

Algunos adolescentes encuentran que, estableciéndose a sí mismos serias normas de conducta, pueden superar la presión de quienes les rodean. Desarrollan sus talentos, en lugar de caer en las drogas o el alcohol. La lucha de Tatiana contra las drogas es el baile. Dice, «no tomo drogas ni alcohol porque no quiero arruinar mi vida».

Venga a mí los que se sienten cargados y, ago­biados, porque yo los aliviaré.     Mateo 11:28

 

Buscando la fuerza superior

 

Una jovencita que una vez fue drogadicta, escribe todos los días sus objetivos, y una vez anotó, «no tomar las cosas demasiado seriamente, y rezar mucho».

No importa cuál sea nuestra lucha o celebración, Dios está siempre ahí, para sostenernos.

Debemos rezar por nosotros mismos, y por los que estén en el camino hacia la recu­peración. Podemos:

• pedirle a Dios que nos ayude a entender que la vida que él nos da es una vida de amor, alegría y comprensión. Y que no es la depre­sión, la angustia y el vacío que causa la drogadicción.

o pedirle a Dios que nos ayude a confiar en él, y no a las drogas ni el alcohol.

• pedirle a Dios que les dé fuerza y valor a nuestra familia y amistades.

Dios nos ama incondicionalmente, aún con nuestras debilidades y defectos. El quiere que nos amemos a nosotros mismos y al prójimo. Y lo que no quiere es que abusemos de nosotros, y que cuando un ser querido ha caído, lo ayudemos.

Con Dios, hacer el camino a la recuperación de nosotros, o acompañar a un ser querido, siempre se hace con esperanza-porque Dios es el Creador, no sólo de ayer, sino tam­bién de hoy y del mañana.

 

 

Oración de la serenidad

 

Dios concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar… El valor de cambiar las cosas que, sí, puedo… Y la sabiduría de ver la diferencia. -atribuido o Reinhold Niebuhr

 

Los adolescentes les hablan a Mamá y Papá

 

Para evitar el consumo de drogas y alcohol, necesitamos ayuda de los adultos-parientes, maestros, consejeros y especialmente nuestros padres. Así es como nos pueden ayudar a trazar un camino libre de drogas y alcohol.

Hablemos. Necesitamos saber que podemos acudir a ustedes, siempre. Y háblennos sobre los peligros de las drogas y el alcohol.

Actúen de manera positiva. Abúndennos a formar nuestra auto-estima, que tanto necesitamos para enfrentarnos a los presiones del mundo que nos rodea.

Pasen tiempo con nosotros-y den el ejemplo. Guíennos con sus propias vidas y deci­siones. Necesitamos su presencia y amor, todos los días.

Enséñennos a rezar. Ayúdennos a encontrar nuestro camino a Dios, la verdadera fuente de toda fuerza, valor v sabiduría-v recen con nosotros.

 

Drogas y adicciones en los jóvenes: cómo ayudar a combatirlas y prevenirlas

 

Las adicciones son una alternativa a la que recurren los jóvenes cuando no pueden o no saben cómo manejar los problemas o situaciones que sienten les acosan, y que parecen cada vez ser más graves. La salida más común para un problema que no encuentra como resolverse es la evasión. Y las drogas, el alcohol, comer en exceso, etc. son adicciones que pueden son un medio fácil para escaparse de lo que les provoca dolor, inseguridad, temor, etc.

¿Qué son las adicciones?

Son muletillas o refugios que dan placer, libertad, seguridad y fuerza momentánea, pero cuando pasa el efecto, hay una fuerte recaída, y el jóven suele sentirse peor de lo que se sentía. Esto provoca una necesidad de ellas, sin contar con que muchas adicciones como las drogas y el alcohol, en el nivel biológico, crean reacciones que acentúan su necesidad de consumo.

¿Por qué los jóvenes se vuelven adictos a algo?

Aunque parezca difícil de creer, no es que un joven elija ser adicto, sino que las circunstancias lo llevan la mayor parte de las veces a buscar estimulantes externos porque son un soporte o muletilla para no caerse en la confusión o el dolor emocional que pueden sentir. Los jóvenes buscan estos refugios  o escapes porque en el fondo no saben que hacer con lo que sienten y viven. Algunos ejemplos que provocan que los jóvenes lleguen a esta salida son: rechazo constante, juicios hacia lo que es y siente el joven, castigo y critica constante, reproches, abandono emocional, falta de apoyo o guía emocional, no ponerle límites de pequeño (lo que crea mucha inseguridad), padres exigentes y perfeccionistas, abuso moral o físico, falta de un ambiente de seguridad y dignidad.

Dependencias, crisis y cultura emocional

Las crisis que suelen padecer muchos jóvenes se deben en gran parte a que la educación ha descuidado en la mayor parte de las escuelas la cultura emocional. La mayoría de los padres de familia y maestros arrastran este rezago, no comprenden lo que sienten, la cultura nos enseña a negar y disfrazar lo que sentimos, a tratar de ser lo que no somos, a compararnos, a estar en competencia, a crear posturas falsas, a dar órdenes, a juzgar, etc. Se carece de una comprensión profunda acerca del mundo emocional, se tiene un pobre entendimiento de cómo manejar el estrés, el miedo, el enojo, etc. Y como no se sabe que hacer con esto entonces lo callamos, lo frustramos, lo evadimos, y pasamos estas inseguridades y carencias a los hijos y alumnos, los cuales más tarde se sentirán igualmente inseguros y poco hábiles para manejar la cantidad de información y experiencias que en la vida actual suceden con tanta rapidez, no dando ni siquiera el tiempo de poder ser platicado ni valorado en casa. Así que es mucho lo que hay por digerir en estos tiempos, y muy poco el tiempo y la cultura para hacerlo. Muchos padres tiene prisas todo el día, algunos llegan llenos de estrés y de problemas, no están en condiciones de escuchar a sus hijos.

Los maestros, por otro lado, tienen que atender a muchos niños en el aula, el tiempo para que un niño participe en el salón de clases es muy poco, os maestros salen de prisa para llegar a otro salón o irse a descansar, el diálogo se ausenta cada vez más. Por otro lado, gran parte de internet sólo bombea información que muchas veces no es apta para jóvenes y menos para los niños, hay noticias (muchas veces muy violentas), páginas que bombean una perspectiva del sexo y el amor muy pobre, cierto que hay páginas que son en verdad de calidad, pero a esta edad los jóvenes todavía no distinguen muy bien que es eso de “calidad” ellos buscan lo más fácil y lo que les represente menos conflicto o molestia, y lo que les de un placer lo más rápido posible. Y la televisión, por otro lado, se la pasa vendiendo cosas y acentuando comportamientos de consumo para ser aceptado, al igual que internet, muchos programas son en verdad de muy bajo valor cultural. ¿Dónde entonces queremos que los niños y jóvenes se refugien?

Tipos de dependencias

Hay diversos tipos de dependencias, las más comunes son la dependencia a drogas, alcohol, comida, etc. Sin embargo, muchos de los jóvenes también son dependientes a otras cosas, como los videojuegos, internet, el juego, el ruido (subir el volumen a la música), el gimnasio, verse bien, etc. Este tipo de dependencias que parecieran más inofensivas no deben descuidarse, pues son llamadas de atención de los jóvenes, una forma de escaparse de lo que  sienten no pueden controlar.

Adicciones y familia

Cuando existe un adicto en casa, la familia puede sentirse y reaccionar de distintas formas. Pero lo más aconsejable cuando un joven es adicto a algo  es evitar el rechazo ,los golpes, el maltrato o el desprecio, pues debe hacerse consciencia de que el joven no comprende su mundo interior, y que ha recurrido a un soporte extra porque no lo siente ni en casa ni con nadie, con los amigos puede compartir su adicción o momentos de placer, pero por lo general un adicto suele relacionarse con personas que tampoco saben que hacer con lo que sienten, de manera que no pueden apoyarse uno al otro, sino nada más acompañarse.

La desesperación suele en muchas ocasiones atrapar a los familiares. Sin embargo, este puede ser un momento que sirva a toda la familia (y no sólo al adicto) para reconsiderar muchas cosas. Se sugiere buscar ayuda profesional cuando el caso se ha agravado, sin embargo, hay mucho que se puede hacer en casa para ayudar a un adicto a salir de su dependencia.

La familia puede empezar por fortalecerse emocionalmente, pues una barca bien construida puede llevar a una persona a donde sea. No podremos hacer mucho si nos sentimos frágiles, desesperados, ansiosos o nerviosos, esto sólo agravará las cosas y el joven sentirá que los que le rodean no son algo donde el pueda confiar o pisar firme. Así que lo mejor es empezar, como padre, familiar, amigo o persona interesada en ayudarle, por fortalecerse uno.

Se recomienda leer libros que ayuden a comprender la situación desde nuevas perspectivas, como el libro de Louise L. Hay, titulado Tu puedes sanar tu vida. Se puede, además, invitar al joven a tomar alguna sesión con un terapeuta bioenergético, o con alguna persona que le ayude a solucionar su dolor emocional.

Para finalizar, cabe mencionar que mucho se insiste en que se diga no a las drogas, pero no se ataca el verdadero problema que le hace a uno recurrir a estos escapes. Para formar jóvenes seguros y fuertes, es necesario que ellos encuentren esto dentro de si, porque sino, se buscaran a lo largo de la vida formas fáciles para distraer las emociones que no aprendan a comprender.

 

Recópilado por: Ervin Ariel Jarquín Urbina

2 respuestas a Vicios y Drogas en Jóvenes y Adolescentes ¿Cómo evitarlas?

  1. cesar dijo:

    Cuando fue escrito esto

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